El embarazo, considerado una
condición natural, no una enfermedad, merece especial atención al tratarse de
garantizar el crecimiento y desarrollo normal del bebé que se está formando.
Durante el embarazo hay un cambio total en el funcionamiento del organismo,
tanto metabólico, como hormonal y emocional que puede generar molestias,
especialmente digestivas expresadas con náuseas, vomito y rechazo a algunos
alimentos. Siendo esto un fenómeno natural impredecible, es importante que la
madre tome conciencia sobre la importancia de una alimentación completa,
suficiente y balanceada, sin restricción alguna, salvo aquellos alimentos que
tradicionalmente han generado algún tipo de intolerancia.
Estudios con amplio soporte
científico han demostrado que la madre debe recibir los nutriente básicos,
tales como Proteínas (animal y vegetal), carbohidratos y grasas, además de
vitaminas, minerales (hierro, calcio,zinc),
ácido fólico y probióticos, estos últimos elementos indispensables en el
desarrollo inmunológico.
Hay que recalcar que durante el
embarazo siempre debe haber un incremento de peso moderado, que puede estar
modificado o bien por restricción alimenticia y dietas inadecuadas o bien por
exceso de comida, bajo la creencia que “hay que comer por dos” para
que el bebé pueda nacer saludable, poniendo en riesgo la vida de los
dos.
Finalmente, debe tenerse en cuenta
que durante el último mes ( semana 36 a 40) la madre le transfiere el bebé la
mayor cantidad de micronutrientes que el niño va a utilizar en los primeros 4 a
6 meses de vida que son los de más rápido crecimiento y determinantes de un
óptimo estado de salud.