El poder de la amistad en la infancia

Una parte esencial del desarrollo emocional y social de los niños es la amistad, la cual inicia en ese instante en el que buscan a un primer compañero de juegos, ya que con éste sienten que se divierten y experimentan la felicidad.

Aunque estas primeras interacciones se dan alrededor de los primeros tres años, es hasta los 5 o 6 cuando los niños conocen el concepto de un “mejor amigo” siendo conscientes de lo que esto representa al manejar valores complejos como la lealtad y el aprender a confiar en otras personas.

Junto con esto, desarrollan el respeto, la tolerancia y la empatía, es decir, los niños aprenden a aceptar y a tolerar las diferencias que puedan existir con sus amigos y también sufren cuando éstos la pasan mal y buscan la manera de apoyarse mutuamente a superar los momentos malos.

También aprenden a resolver conflictos como los que existen entre cualquier grupo de amigos, en los que se busca una solución conjunta y conociendo cuán importante es la importancia de la cooperación, además de aprender la negociación y hacer valer su opinión ante los demás.

Evolución de amistad entre infancia y adolescencia

Cuando son niños, estos eligen a sus amigos en la etapa de juego, basándose en experiencias positivas anteriores. A medida que crecen, los niños escogen a sus amistades teniendo en cuenta otras características como su personalidad o sus gustos.

Es de esta forma que todos tienden a relacionarse con otros niños que comparten sus mismas aficiones o tienen un carácter similar o que complementa el de ellos.

Es hasta que alcanzan un mayor grado de madurez que los niños dejan de cambiar con facilidad de amigos y, es posible, que experimenten enojarse con su “mejor amigo”, lo cual es completamente normal, ya que las conexiones se basan en los juegos, riñas y reconciliaciones, los cuales son parte de un proceso de aprendizaje.

Este “mejor amigo” se convierte en una pieza clave en el desarrollo del niño, ya que con él aprenderá cosas importantes como la protección mútua, el apoyo incondicional y a confiar o a guardar secretos, incluso experimenta las primeras decepciones cuando siente que el otro le ha fallado, el dolor ante una pelea o la tristeza profunda cuando la amistad termina.

En la adolescencia, la amistad se vuelve algo imprescindible, ya que los jóvenes pasan un largo tiempo junto con sus amigos, cuya opinión se vuelve algo realmente importante para ellos. En esta etapa, los jóvenes comienzan a darle forma a sus gustos y personalidad con base en sus amigos y es por ello la importancia de que estos tengan una influencia positiva y sana.

Las amistades de la infancia nos marcan para siempre, algunas prevalecen en la adolescencia y, en ocasiones, trascienden a la etapa adulta siendo pura y verdadera. Otras desaparecen con el tiempo, pero se recuerdan con un cariño especial.

Alimentos que influyen en el sabor de la leche materna

En un momento que es íntimo y único, la lactancia materna se convierte en un vínculo más allá entre madre e hijo, el cual establece conexiones que requieren atención para la primera, como la calidad nutricional y el sabor de la leche que produce.

Durante los primeros seis meses de vida del bebé, cuando se realiza la alimentación casi en forma exclusiva por medio de la lactancia, es importante cubrir las necesidades de la madre en cuanto a la cantidad de alimentos que consume junto con la calidad y la preparación de los mismos.

Es clave que la alimentación de la madre incluya alimentos que le aporten carbohidratos, proteínas, grasas, vitaminas y minerales, los cuales se obtienen del consumo de frutas, vegetales, lácteos, granos, semillas, cereales integrales, huevos, así como el consumo de carne de pollo, res, pescado y cerdo.

¿Qué evitar?

A su vez, los expertos recomiendan evitar el consumo de ajo, puerro, cebolla, apio, coliflor, espárragos, col de bruselas, picantes, curry o comidas con muchos condimentos, ya que pueden influir en el sabor de la leche.

Obviamente el cambio en el sabor de la leche no debe motivar que la madre deje de consumir estos alimentos, ya que la constante variación facilita su aceptación en el bebé, quien se familiariza con estos cuando comienza su alimentación complementaria luego de los seis meses.

Es importante que la madre no realice ningún tipo de dieta durante el periodo de lactancia, a menos de que requiera de una alimentación especial, la cual debe de estar bajo la supervisión de un nutricionista y su médico.

Para complementar la nutrición en este espacio, es importante también que la madre mantenga una constante ingesta de líquidos, principalmente agua de dos a tres litros al día, además de incluir frutas en trozos, licuadas con agua o batidos con leche o yogurt natural, y evitar añadirles azúcar o endulzantes.

También se recomienda

Que la madre consuma vegetales, crudos en ensalada, salteados, al horno o al vapor, usar condimentos naturales para sazonar, incluir grasas vegetales como las del aguacate, nueces, almendras, maníes, semillas de marañón o aceites como el de oliva extra virgen.